
La semana que viene el Banco Mundial lanzará formalmente la iniciativa Energía Sedienta (Thirsty Energy) en la Cumbre Internacional de la Energía del Futuro que se celebrará en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos (20-22 enero).
El propósito es ayudar a los gobiernos para que se preparen ante un futuro incierto y facilitar las sinergias en la gestión de los dos recursos: el energético y el del agua, señala el Banco Mundial en su página web.
La energía y el agua están fuertemente relacionadas. La primera existe gracias al uso de la otra. Para generar electricidad se necesita agua en algún punto del proceso de producción.
Cifras preocupantes
La población mundial se acerca a los 9.000 millones de personas lo que va a necesitar un incremento de la producción agrícola en un 50 por ciento y un 15 por ciento más de agua.
Según la Agencia Internacional de la Energía, para el año 2035 el consumo energético habrá subido un 35 por ciento, lo que implicará un aumento del uso del agua en un 15 por ciento y un incremento del 85 por ciento en su consumo.

A esta adversidad le sumamos el calentamiento global que estamos experimentando y que dificultará la generación eléctrica aún más. Ya vemos ejemplos de ello. El año pasado la sequía provocó el cierre de algunas centrales térmicas en la India, apunta el Banco Mundial.
Misión de todos
La planificación futura energética exige tener en cuenta la escasez del agua.