
Esta semana hemos conocido en el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido celebrado el 25 de abril que España es el segundo país, después de Japón, con los niveles más altos de ruido, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Alrededor de nueve millones de personas en España sufren todos los días más de 65 decibelios, que es el límite máximo aceptable marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los que viven en las grandes ciudades son los grandes sufridores con un ambiente de tráfico continuo por tierra y por aire, obras, bares y botellones.
La gran diferencia que nos desbanca en la lista comparado con el resto de ciudades europeas es que todas nuestras actividades las desplazamos a horas más tardías y la costumbre de muchos de no ser conscientes de que algunos hábitos pueden molestar a nuestro alrededor: utilizar la taladradora en casa a las diez de la noche, hablar a gritos en la calle, pitar el coche para que salga alguien a la ventana, acelerar la moto o el coche al máximo para fardar, hablar a voces y todos a la vez con la esperanza de que si aumentamos el volumen nos harán más caso, escuchar la música del móvil en lugares públicos con el volumen a tope.

Estos son algunos ejemplos muy comunes que experimentamos en España y que aunque sean desagradables nadie les pone freno, ¿por qué? por una falta de respeto al descanso ajeno. Vivimos en grandes ciudades, pero muchos no entienden lo que son unos mínimos de convivencia.
Por otra parte, las autoridades no han sido rigurosos a la hora de implantar medidas que corten la contaminación acústica por lo sano ni en la calle ni en la vivienda. La Directora General de Evaluación y Calidad Ambiental y Medio Natural, Guillermina Yanguas, pide la colaboración de todos para reducir el ruido y la implicación de las administraciones competentes.
De momento el Ministerio de Fomento, las Comunidades Autónomas y los ayuntamientos están en una segunda fase para la elaboración de los mapas estratégicos del ruido que deben finalizar este año. Veremos si avanzamos algo.
Qué nos produce el ruido
El ruido eleva la concentración de la hormona GH, causante del estrés, con efectos en el sistema cardiovascular y provoca un aumento de la presión sanguínea, sin olvidar el deterioro auditivo. Entre los efectos psicológicos, se encuentran el insomnio, fatiga, depresión, incapacidad para concentrarse y absentismo laboral.