En París, se celebrará la Cumbre Climática 2015 del 30 de noviembre al 11 de diciembre
La Unión Europa quiere que las emisiones de dióxido de carbono se reduzcan en un 60 por ciento para 2050.
Tan pronto como las economías más poderosas como UE, China y Estados Unidos se adhieran al Protocolo de París este año y los estados que lo ratifiquen sean responsables de un 80 por ciento de la contaminación, o lo que es lo mismo 40 gigatoneladas de CO2, el pacto debería entrar en vigor.
Sin embargo, existen dudas por parte de los activistas para que esta medida se ponga en práctica. Para empezar, ese porcentaje se medirá desde los niveles de 2010, que según apunta el diario británico The Guardian equivale a un recorte de 50 por ciento sobre los niveles de emisiones de CO2 de los años 90.
Llegamos a finales del año y tampoco hemos conseguido ser más cívicos o respetuosos con el medio ambiente.
Estas Navidades, las protectoras no dan abasto con los casos de abandonos de mascotas. Duplican su capacidad. La gente en general sigue creyendo que un perro es lo mismo que regalar unos zapatos y que el animal ni siente, ni padece. Los compran por estar de moda e impulsan la explotación de la cría, porque una vez más tener una raza determinada es una forma de mostrar el estatus social de una persona, lamentablemente.
Maltrato y abandono animal
Las campañas divulgativas sobre “no regales un animal” caen en saco roto en estas fechas. En la mayoría de los casos, se considera al cachorro como si se tratara de un juguete mecánico….hasta que el animal pide de comer, agua fresca, cariño, calle y tiene que hacer sus necesidades en algún sitio. Es entonces cuando los nuevos dueños se quejan de que el cachorro es un animal “sucio” y que va a ir a la calle, cuando el sucio e irresponsable es la persona que en principio lo adquirió como regalo o como juguete.
Llegan estas fechas y las tiendas de animales llenan sus escaparates con los perros de moda: bulldog francés, chihuahua, westy, yorky, labrador. Todos ellos metidos en peceras de un metro cúbico cada una y esperando dar lástima a un transeúnte para que lo compre por 500 euros como mínimo con el fin de hacer un regalo.
Antes de la compra, el perro que está sometido a este tráfico comercial está encerrado en un espacio sin juego, orinándose en el habitáculo encima de papel de periódico y lamiendo la tinta del periódico porque no tiene otra forma de entretenerse durante las interminables horas hasta que un cliente decide comprar el animal y sacarle de la jaula de metacrilato.
Las luces navideñas embellecen nuestras calles, pero en la sombra los desechos aumentan alrededor de un 30 por ciento y los contenedores no dan abasto con tanto residuo.
El Ayuntamiento hace lo que puede reforzando el servicio de recogidas de basuras durante estas fechas, pero nosotros deberíamos hacer un esfuerzo mayor para reducir, reutilizar y reciclar los desechos que producimos en estas fiestas.