
Una nueva hendidura de 35 kilómetros que corre en paralelo al Canal de Suez para aumentar el tráfico de barcos, y que se inauguró este mes, amenaza con una nueva invasión de especies en el mar Mediterráneo.

La problemática yace en el incremento del flujo del agua y el aumento del tráfico de embarcaciones. Si desde que se abrió el primer canal de Suez en 1869 han entrado en el mar Mediterráneo 450 especies invasoras que han devastado áreas de la costa como la medusa tóxica Rophilema nomadica procedente de aguas del océano Índico y el pez globo y varias especies de algas del mar Rojo, con esta ampliación la comunidad científica espera consecuencias devastadoras sobre la flora y la fauna de la cuenca mediterránea.
Los científicos denuncian que el gobierno epipcio no ha evaluado el impacto ambiental como exige el Convenio Internacional sobre Diversidad Biológica con transparencia y rigor científico, según publicaba El Mundo esta semana.
Los expertos apuntan que entre las posibles soluciones para mitigar esta amenaza de invasión se encuentra la de crear una laguna como barrera salina para obligar a vaciar el agua de las embarcaciones. Sin embargo, la comunidad internacional y europea no toman cartas en el asunto.
Ingresos económicos antes que futuro ambiental
Este mes de agosto Egipto inauguró el nuevo Canal de Suez con el que estima duplicar los ingresos por el aumento de tráfico de barcos a casi 11.700 millones de euros para 2023, según las autoridades egipcias publicadas en diario El Mundo.