
El archipiélago noruego de Svalbard situado en el Ártico acoge ya un total de 825.000 semillas y seguirá en aumento. Se trata del Banco Mundial de Semillas también conocido como la Bóveda del Fin del Mundo.
Los científicos han decidido formar allí un Arca de Noé con las semillas esenciales para plantas de cultivo. Muchas de ellas básicas para la alimentación. El propósito de este banco es disponer de una despensa para salvar la humanidad, en el caso de desastre mundial.
El lugar elegido se debe a que a esas bajas temperaturas las semillas podría sobrevivir en la bóveda varias décadas sin electricidad.
El fundador de este centro es Cary Fowler, actual responsable del consejo asesor y ejecutivo del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos.