El deshielo en el Ártico es el más drástico que se experimenta desde que se observa por satélite en 1979, según la Agencia Espacial Estadounidense la NASA.

Y lo peor está por venir, pues los niveles más bajos se esperan que se alcancen en el mes de septiembre, según prevé la agencia.
Este efecto se produce a pesar de que este verano no ha sido extremadamente caluroso. Sin embargo, el volumen de hielo perenne se reduce casa vez más y deja la capa de hielo más vulnerable a la subida de las temperaturas del verano.
El pasado 26 de agosto, la extensión de hielo en el océano Ártico bajó a 410 millones Km2, 70.000 km2 menos que el nivel registrado el 18 septiembre de 2007.
Los científicos que están involucrados en los cálculos afirman que esto es parte de un cambio fundamental. La vida en el Ártico está en peligro.

Un ejemplo claro y muy visual es el de los osos polares, hambrientos y exhaustos de nadar largas distancias y que no encuentran una placa de hielo que los sujete para descansar.
El deshielo también tiene unas consecuencias para el resto del planeta y que nos afecta directamente. El incremento de agua en el mar, cambiará el nivel de salinización de las aguas y conllevará a modificaciones en las corrientes marinas alterando el clima.
La visión de futuro debería llevarnos mucho más allá de una ambición económica por extraer petróleo o por la apertura de nuevas rutas comerciales que al final sólo beneficiará a una minoría.
Why Arctic sea ice melting matters (in English) Source: Greenpeace