
Para la construcción de tecnología limpia o verde se necesita extraer y refinar muchos metales y minerales de todo tipo incluidos las tierras raras. Ambos procesos son muy contaminantes. Su lado sucio se muestra al ver que la producción minera crece precipitadamente cuanto más ambiciosos son los objetivos de los países de una transición hacia la energía limpia.
¿Se está engañando al comprador de un coche eléctrico haciéndole pensar que contribuye hacia un planeta limpio cuando no le decimos que para su batería de iones de litio de 50 kWh necesita 8 kg de litio?
Ya nos advierten los científicos que no es posible convertir todo el parque de vehículos en eléctricos pues llevaría a usar los recursos de cuatro planetas como la Tierra. Entonces, si carecemos de esa capacidad energética y de recursos, ¿por qué se insiste desde los partidos políticos a guiarnos a un mundo más contaminante, aún más si cabe?
Esta pesadilla ya está siendo una realidad en partes de China, donde los lugareños han tenido que abandonar sus tierras que han quedado yermas a causa de la explotación minera sin control ambiental, para que el país pueda abastecer al resto del mundo.
Lamentablemente, esta tendencia se extenderá al resto de los países por la gran demanda de elementos críticos, empeorando así nuestra huella ambiental que hace temer que estemos abocados a la autodestrucción.
17 son los elementos de las tierras raras: Escandio Sc, Itrio Y, Lutecio Lu, Lantano La, Cerio Ce, Praseodimio Pr, Neodimio Nd, Prometio Pm, Samario Sm, Europio Eu, Gadolinio Gd, Terbio Tb, Disprosio Dy, Holmio Ho, Erbio Er, Tulio Tm, Iterbio Yb.